DOLOR MUSCULAR

El dolor es una de las formas que el organismo posee para expresar un desequilibrio, una disarmonía, una pérdida del orden vital. Cuando una parte del organismo duele es porque hay un trastorno en el funcionamiento de ese organismo; el orden natural tendiente al estado de salud, por alguna razón se ha perdido.
La persona con dolor muscular habitualmente llega a la consulta tras un peregrinar de meses o años arrastrando diagnósticos diversos. El paciente cree que su problema carece de solución y se angustia, deprime y cambia de carácter.
Con el tiempo, el cuadro doloroso suele irse agravando y complicando. Nuevas áreas pueden empezar a doler y la pérdida de la movilidad hacerse más evidente.
El dolor muscular suele ser persistente, los estudios normales y los tratamientos habituales ineficaces. La persona con dolor muscular recibe diagnósticos diversos que tratan de encasillar el problema pero sin solucionarlo. Dolores supuestamente articulares, óseos, tendinosos, neurológicos o circulatorios en realidad pueden deberse a compromiso muscular.
A su vez el compromiso muscular suele deberse a la presencia de factores irritativos distantes. El dolor muscular persistente representa el resultado de un proceso.
Para que la musculatura se mantenga sana, el organismo debe estar saludable. Todos los sistemas deben funcionar en forma armónica. Cuando el dolor muscular persiste en el tiempo y no responde a los tratamientos comunes, la causa habitualmente es una irritación del sistema nervioso (campo interferente) ocurrida con anterioridad (meses, años), en cualquier lugar del organismo, que finalmente interfiere la capacidad de autoorganización natural.
Una cirugía, un traumatismo, emociones fuertes, un proceso inflamatorio acontecidos en el pasado pueden constituir la irritación inicial y causal de todo el problema actual. Durante la vida se acumulan este tipo de irritaciones, el organismo las va compensando. La postura, un esfuerzo, una gripe, un problema emocional o el estrés pueden representar el desencadenante en un sistema sobrecargado por otras irritaciones.
Pero nunca es tarde para comenzar a tratar las zonas musculares afectadas, por lo cual podemos comenzar con actividad fisica, de manera progresiva, alternando con sesiones de masajes, que pueden ser localizados o la combinacion de masajes relajantes y descontracturante.
Es importante realizar una tarea aerobica para nuetro cuerpo, bajo la supervision de un profesional, ya que esto trae beneficios cardiovasculares y generamos en gran porcentaje sangre nueva, con nutrientes y oxigeno; esto hará que podamos combatir las contracturas situadas en la zona de dolor muscular.
Inicialmente, salir a caminar, trotar o correr, de manera regular, es un compromiso que beneficiará a nuestra salud. De la misma manera tratar las contracturas con los masajes tambien de manera regular. Y siempre efectuados por un prefesional, técnico masajista, masoterapeuta u otro profesional de la salud.
Nunca es tarde para tratar de mejorar nuestro estado fisico y mental.